I) Cómo redactar tu patente para facilitar su posterior traducción (mecánica)

Este artículo será parte de una serie en la que hablamos con nuestros traductores de una cierta especialidad para analizar sus experiencias y compartir sus ideas sobre cómo redactar una patente de forma que se facilite la labor del traductor, evitando así futuros problemas en la presentación de la misma en otros países. Esta vez trataremos documentos de mecánica, en particular, patentes.

Proporcionar una fuente fiable como referencia

Cuando al traductor se le proporciona material que ha sido traducido anteriormente, se facilita mucho su labor ya que se le proporcionan pistas que le ayudan a determinar la terminología más adecuada, así como otros elementos de estilo. Lo más importante es que los documentos proporcionados como referencia sean fiables, para mantener la consistencia en todas las traducciones relacionadas entre sí.

Consistencia

En numerosas ocasiones, en el texto original se usa más de una palabra para expresar el mismo concepto o para representar piezas idénticas. Esto es muy útil en textos de tipo divulgativo, general, etc. Sin embargo, en patentes puede resultar contraproducente, ya que puede crearse ambigüedad y también dificultar la labor del traductor, que tendrá que emplear múltiples palabras en el idioma de destino, una para cada una de las que aparecen en el texto original. En muchos casos, no existe una traducción adecuada para ambos términos, lo que reduce el nivel de calidad de la traducción resultante. Lo mejor es mantener una terminología lo más consistente y simple posible, evitando el uso de sinónimos para agilizar la traducción y eliminar posibles confusiones.

Simplicidad en los números y figuras

En los documentos de mecánica se hace referencia a varias piezas, empleando para ello muchos números de referencia. En algunas ocasiones, el orden de los números de referencia, sobre todo cuando el sistema se vuelve complicado, induce a una ambigüedad que pone en peligro una buena descripción de la pieza o elemento al que hace referencia. Esta situación dificulta el trabajo de los traductores cuando intentan comprobar que los números sean correctos y estén bien situados en la frase, sobre todo si no se ven bien o están escritos a mano (como en el caso de textos originales manuscritos o con correcciones). La clave es disponer de un sistema organizado, ordenado y con un patrón fácil de entender.

Conclusión

Al final, si redactor y traductor consiguen mejorar su colaboración, el resultado será una gran mejora en los textos finales, y por supuesto una mejor comprensión por parte del lector. Los documentos mecánicos son muy complicados, pues albergan ideas que no se transmiten fácilmente; por eso, para conseguir un buen producto final, es importante proporcionar a los traductores las mejores herramientas posibles.

Fuente: Montero Traducciones

Imagen: Feliz Seijas

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