La eclosión de las redes sociales y el desarrollo de las nuevas tecnologías han provocado múltiples modificaciones en el lenguaje y nuevas formas de expresión. Hoy en día, los usuarios de las distintas plataformas o aplicaciones se mueven por dos parámetros que hacen que las expresiones que redactamos se rijan por: la síntesis y la inmediatez.
Por ejemplo, los usuarios de Twitter, tienen que sintetizar en pocos caracteres un mensaje en el que capten la atención de los seguidores y sea lo suficientemente explícito como para que no sea necesario una mayor redacción. También es importante utilizar un lenguaje cercano, alejado de formalismos para tratar de conectar con el público objetivo dentro del ámbito de las redes sociales, especialmente joven.
La parte negativa de este nuevo escenario sobre el que las distintas generaciones expresan sus mensajes, opiniones y experiencias tiene que ver con la inmediatez. Facebook, Twitter e Instagram, se caracterizan por mostrar un contenido rápido, y los usuarios tienen la necesidad de ser los primeros y buscar la exclusividad de lo mostrado. Muchas veces eso lleva al empleo de abreviaturas o expresiones que no son correctas ortográficamente y, por supuesto, no reconocidos por la Real Academia Española. A pesar de ello, Darío Villanueva, actual director de la propia RAE, argumentó que el uso de redes sociales no implicaba necesariamente un deterioro del lenguaje a largo plazo, y establece una similitud con lo acontecido hace siglos con la aparición del telégrafo, donde los mensajes eran muy escuetos y se suprimían las preposiciones en muchas ocasiones.
Sin embargo, y a pesar de que cada vez existen más acepciones del ya conocido como “lenguaje de texto”, la utilización de una forma de hablar adaptada a estos nuevos soportes puede influir de forma negativa a la hora de mostrar nuestro lenguaje en otros ámbitos menos informales.
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